Descripción
La especie humana es, en algún sentido, hija de todas las demás. Nos precedieron y posibilitan. Nos han parido, podríamos decir. Desde lo biológico y lo social. Sin embargo, no tenemos en cuenta a los animales no humanos. Fueron excluidos de la fiesta del libro y la memoria. Los homenajes los ignoran. Son un silencio en la historia escrita o demás narraciones dominantes. Nos hemos entronado por sobre cualquier otra cosa que habite el planeta: rocas, aguas, verdes y, también, carnes.
Este ensayo nos propone pensar sobre cómo las bestias quedan fuera cuando escribimos sobre nosotros mismos, sin mirar hacia ellos, sin reconocerlos a pesar de posibilitarnos desde el alimento y el dibujo de la geografía hasta la compañía, desde las batallas que hicieron aldeas hasta aquellas que llevaron imperios a la condición de ceniza.
El recorrido general de estas páginas, la crítica hacia el relato humano egocentrado, genera claves para luego repensar el devenir de Latinoamérica con una clara pregunta: ¿cómo sería contar la historia desde los animales en esta parte del mundo?